viernes, 27 de abril de 2012

MAGNITUD ABSOLUTA Y RELATIVA DE LA LIMPIEZA POLÍTICA FRANQUISTA.



En estos días en que conmemoramos el bombardeo de Gernika, queremos traer a colación la magnitud de la limpieza política franquista tanto en su consideración global como en lo que respecta a Navarra, expresada tanto en términos absolutos como en términos relativos.

Las estimaciones más ajustadas en términos cuantitativos acerca de la magnitud de la represión franquista en el conjunto del Estado hablan de 100.000 asesinados durante la guerra, otros 50.000 asesinados desde el final de la guerra hasta 1949, 500.000 presos en cárceles y campos de concentración y 450.000 refugiados en los primeros tres meses de 1939. Unas cifras ciertamente espectaculares y ante las que no caben matizaciones.

Prosiguiendo con las cifras absolutas, los datos de algunas provincias, por su carácter mayúsculo, siguen invitando a la reflexión sobre el significado de lo vivido y sobre la legitimidad del movimiento de recuperación de la memoria de aquellas víctimas. Los 9.500 asesinados en Córdoba, los 8.000 de Sevilla, los 7.000 de Málaga, los 6.500 de Zaragoza, los 6.000 de Asturias, los 5.500 de Huelva, los 5.000 de Granada, los 3.700 de Toledo, son, teniendo en cuenta que en el listado de base (tomado de “Apéndice. Las cifras. Estado de la cuestión”, en JULIÁ, S. (Coord.), Víctimas de la guerra civil, Temas de Hoy-Colección Booket, 2006, pp. 407-413) faltan los datos de algunas provincias como Madrid o Barcelona en las que la represión tuvo que ser de muchos miles, francamente espeluznantes. La circunstancia de que en lo que queda de artículo manejemos, sobre todo, valores relativos, con el fin de ponderar comparativamente las cifras de Navarra no deben, a pesar de todo, hacernos olvidar lo tremebundo de los números absolutos de la represión en muchas provincias ni el hecho de que la tragedia fue ubicua.

Pasando ya a una escala comparativa, en el análisis geográfico de esa represión, Navarra, epicentro de la conspiración contra la República, ocupa una posición especial. Aunque si utilizamos indicadores toscos de la misma, los valores navarros no son sobresalientes, sí que aparecen como tales cuando empleamos tasas más refinadas, tal y como hemos efectuado en nuestras investigaciones acerca de la materia y presentes en el libro Sartaguda 1936. El Pueblo de las Viudas y también en algún artículo disponible en Internet.

Si nos fijamos en las cifras de asesinados por cada mil habitantes, la tasa navarra de 8,3 es sobrepasada con holgura por las de Huelva (15,4), Córdoba (14,3), Zaragoza (12,2) y Málaga (11,4), pero no dista mucho de los niveles ligeramente inferiores al 10 por ciento de Sevilla (9,9) y de la Rioja (9,8). Utilizando ese primer indicador, la intensidad de la limpieza política en Navarra se habría situado algo por encima de la registrada en Asturias (7,5), Granada (7,8) y Toledo (7,7), siendo bastante superior a la de la mayoría de las demás provincias. Con todo, no hay que olvidar que, si limitamos nuestra mirada a aquellas provincias que fueron desde el primer momento zona de retaguardia del bando sublevado, la tasa navarra sería superada sólo por la riojana, multiplicando por varios enteros la segoviana y la soriana.

En cambio, un segundo indicador más elaborado y preciso, por cuanto introduce una ponderación relativa a la población en riesgo de ser asesinada, resalta lo acaecido en nuestra tierra y lo coloca en los niveles comparativamente más elevados. Este indicador alternativo es la tasa de asesinados por cada mil votos al Frente Popular, correspondiéndose las cifras de votos a esa candidatura con el número de votos del candidato más votado de la lista del Frente Popular en cada provincia. Este indicador sirve para las provincias en las que la población en riesgo de ser asesinada por su carácter ideológicamente opuesto al de los sublevados se correspondía en una elevadísima medida con la de la población votante al Frente Popular (no valdría, por lo tanto, para provincias como Guipúzcoa o Vizcaya en las que el nacionalismo vasco tenía una importante presencia electoral) o en las que las víctimas de la represión fueron en su inmensa mayoría las afines a esa opción política, circunstancia en la que, al igual que sucede con la mayoría de las provincias, se encuentra Navarra a causa de concurrir la segunda circunstancia. Por otra parte, aunque tampoco es ni mucho menos exacto por otras dos razones (más que por la incidencia de la conducta política de anarquistas que en aquellas elecciones abandonaron su postura abstencionista para votar a la coalición de izquierdas, porque los votantes debían ser mayores de 23 años y entre los asesinados por la violencia facciosa había personas que no llegaban a esa edad), este segundo indicador es el único que puede incorporar un cierto dimensionamiento real de la magnitud represiva al integrar la cuantía de la población directamente reprimible.

Según este segundo cociente la limpieza política registrada en Navarra aparece en toda su crudeza. El valor navarro de 81,7 asesinados por cada mil votantes del Frente Popular constituye la tasa con diferencia más elevada de toda la tabla. Los siguientes valores son los de Huelva (68,5), Córdoba (60,6), Zaragoza (58,8), Rioja (56,0), Málaga (52,1) y Granada (50,5).

Unos datos que alteran nuestra percepción acerca de lo vivido en nuestra tierra. Navarra, la Covadonga insurgente parafraseando un libro, clásico ya de la historiografía, que analizaba las razones del éxito movilizador del voluntariado navarro en julio del 36, si bien olvidándose de los aspectos colaterales que estamos apuntando, fue también el territorio de la brutalidad y del comportamiento despiadado para con el desafecto, constituyendo la gestión de la memoria de aquellas víctimas una tarea que difícilmente puede darse, a pesar de todos los avances, por acabada. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario