En estas semanas en las que se conmemoran cuatro años de la inauguración del Parque de la Memoria en Sartaguda queremos presentar diversas entradas sobre la represión en la Ribera.
Los asesinados por la
limpieza política franquista en Navarra procedían en su inmensa
mayoría de esa zona de Navarra. La Ribera Occidental tuvo 859
fusilados (el 30,1 del total de Navarra), la Ribera Central 363 (el
12,7) y la Ribera Tudelana 456 (el 15,9). Así pues, el sur de la
provincia concentró el 59 por ciento de los asesinados en toda
Navarra. En esas mismas comarcas el número de asesinados por cada
mil habitantes fue superior al de la media navarra (8,3), destacando
sobre todo por sus altísimos cocientes tanto lo que hemos denominado
Ribera Occidental o Estellesa (21,1) como la Ribera Central (14.4),
más que la Ribera Tudela (9,9). Del resto de Navarra, las cifras de
la Montaña son ínfimas, a excepción de la Barranca (4,9). Otros
entornos donde la represión se hizo notar, un tanto por debajo de la
media navarra, fueron Pamplona (7,0) y la Zona Media Oriental (7,4),
en especial, la zona de Cáseda, Gallipienzo, Sanguesa, Aibar, etc.,
pegante a las Cinco Villas de Aragón, una zona ésta con niveles muy
intensos .
Pueden enumerarse
diversas razones de esa geografía de la represión en Navarra. A
nuestro juicio, las mayores o menores cifras de asesinados descansan
sobre el mayor o menor peso de varios factores: la primera de ellas,
la existencia de población reprimible, es decir, que hubiera habido
población ideológicamente adversaria o enemiga desde el punto de
vista ideológico-político de los sublevados; la posibilidad de
huída de la misma; el grado de voluntad represora de los represores;
el grado de cohesión de la comunidad; y el nivel de conflictividad
de los años anteriores.
Una primera explicación
de la geografía de la represión remite a la mayor o menor
implantación geográfica de las opciones que no estuvieron detrás
de la conspiración. Si atendemos a los porcentajes de voto de cada
una de las tres opciones que se presentaron a las elecciones de
febrero de 1936 veremos que era la Zona Media el ámbito donde el
Bloque de Derechas, el sector político que organizó e impulsó la
sublevación, tenía los mejores resultados, aglutinando casi ocho de
cada diez votos y repartiéndose el 20 por ciento restante a partes
iguales nacionalistas y frentepopulistas. En cambio, en la Montaña
el apoyo a la derecha conservadora y tradicionalista era 7,5 puntos
porcentuales menor, sumando las otras dos listas el 28,4 por ciento
de los votos. En la Ribera era donde la candidatura derechista, con
un 60,7 por ciento de los votos, encontraba un respaldo más magro y
donde el Frente Popular hallaba un mayor eco, logrando un porcentaje
del 37,8, más de veinte puntos inferior a aquél. Por lo tanto, las
mayores cifras de asesinados de la Ribera tendrían que ver con la
mayor presencia de la izquierda en esa zona. Sin embargo, también es
verdad que no existió ni mucho menos concordancia matemática entre
los porcentajes de votos de las opciones de izquierda y del
nacionalismo con las dimensiones de la limpieza política.
El hecho de que no haya
correspondencia proporcional entre las cifras de asesinados de la
Montaña o de la Zona Media y las cifras de apoyo electoral que en
esas zonas tenían republicanos de izquierda, nacionalistas,
socialistas y comunistas con las respectivas de la Ribera, se puede
explicar parcialmente por el hecho de que afiliados y simpatizantes
de esas formaciones de aquellos dos ámbitos escaparon a Francia o a
Guipúzcoa.
En localidades de la
Montaña adyacentes o próximas a la frontera francesa como Bera,
Baztán, Erro, Salazar, Roncal, Aoiz o Lumbier, individuos del bando
republicano fueron a Francia, escapando de la represión. En Bera,
según testimonios que hemos recogido, además de los carabineros que
permanecieron fieles a la República y que marcharon hacia Irún, más
de un centenar de militantes republicanos y ugetistas huyeron a
Francia o hacia Guipúzcoa el 21 de julio de 1936. En Baztán, el
alcalde y los concejales nacionalistas y republicanos marcharon para
Francia. Además, uno de cada tres llamados a quintas en los dos
primeros años de la guerra huyeron prófugos. De Erro-Burguete
fueron igualmente una decena de vecinos los que cruzaron la frontera.
Del Valle de Roncal hay testimonios que cifran en torno a unos 200
los jóvenes que marcharon a Francia. Lo mismo sucedió en la
Barranca (especialmente en Altsasu, Ziordia y Olazti), desde donde
centenares de hombres escaparon a Guipúzcoa, muchos de ellos
alistándose en el ejército republicano.
Con todo, hay que hacer
notar que en la capital navarra también se constata la existencia de
personas desafectas a la sublevación que pudieron huir. Lo mismo
sucedió en esos pueblos referidos limítrofes con Aragón, desde
donde grupos de personas pudieron ir a zona republicana a través de
las Cinco Villas para combatir por la República.
Por lo tanto, las menores
cifras de fusilados de la Montaña y de la Zona Media (donde el
Frente Popular y los nacionalistas en conjunto consiguieron
respectivamente el 28,4 y el 21,0 por ciento de los votos, más de la
mitad que el 39,1 conseguido globalmente por esos dos bloques en la
Ribera) estarían interferidas por la huída de un relativamente
elevado número de personas represaliables.
Como es obvio, esa
posibilidad de huída no pudo darse en la Ribera donde las personas
de izquierda, alejadas de las zonas leales al Gobierno o de la
frontera francesa, fueron detenidas en sus pueblos o cerca de ellos,
en muchas ocasiones tras haber estado vagando por los montes.
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