El hecho diferencial
vasconavarro en materia tributaria, plasmado en el Concierto
Económico en el caso de la CAV, tras su recuperación en este ámbito
en 1981, y en el Convenio Económico en el caso de Navarra, éste
último vigente desde 1841 y desde entonces varias veces adaptado a
los tiempos, suele ser, como es sabido, frecuentemente tachado desde
varios foros de privilegio atentatorio contra el principio de
igualdad de los ciudadanos del Estado. Sin embargo, suele olvidarse a
menudo que el Estado no se comporta con ambos instrumentos de
autonomía fiscal de manera idéntica, sino que lo hace de manera
discrecional y diferenciada según criterios políticos.
Normas fiscales
prácticamente iguales en contenidos, aunque de diferente rango y con
distinto control jurisdiccional (mientras las navarras son leyes
recurribles exclusivamente ante el Tribunal Constitucional, las de
los tres territorios históricos de la Comunidad Autónoma Vasca son
normas de carácter reglamentario que pueden impugnarse ante la
jurisdicción contencioso-administrativa del Tribunal Superior de
Justicia o en su caso del Tribunal Supremo) han tenido suerte
absolutamente dispar en el ámbito de los tribunales. Las leyes
tributarias navarras no han sido por lo general cuestionadas, al
contrario que muchas normas forales de los territorios de la CAV que
han sido objeto de recursos por parte del Estado y de las comunidades
autónomas vecinas. Así, se ha dicho que en la práctica el espacio
socioeconómico fiscal vasconavarro devenido del reconocimiento
constitucional de los derechos históricos de la Comunidad Foral de
Navarra y de los territorios de la CAV ha quedado escindido entre
regímenes forales buenos y malos, y por tanto impugnables o no ante
el ámbito jurisdiccional correspondiente, respondiendo el grado de
bondad al grado de simpatía que despiertan en el gobierno central y
en los partidos mayoritarios estatales los gobiernos que están al
frente de aquellas comunidades autónomas forales. La
discrecionalidad valorativa del Estado y de los territorios allende
el Ebro tampoco han solido considerar la circunstancia de que, aunque
hasta la reforma del Concierto Económico de la CAV en 1997 la
autonomía tributaria de Navarra, fijada con la actualización del
Convenio de 1990, era mayor que la de Álava, Gipuzkoa y Bizkaia,
desde entonces nuestra comunidad ha ido a rebufo de las
modificaciones de aquél, aprovechándose de la estela de los logros
conseguidos por la mayor imaginación y audacia en el terreno fiscal
de aquellos territorios.
El tratamiento tutelado
de Navarra por parte del Estado ha tenido una última expresión con
el tema de la devolución del IVA de la Volkswagen, cuyos coches han
sido desde hace quinquenios exportados a Europa por una empresa
radicada en Barcelona -es decir, en territorio común. A cuenta de
ese asunto, destapado la pasada primavera a cuenta de una
investigación de la inspección de la Agencia Tributaria, nuestra
comunidad se habría embolsado indebidamente desde mediados de los
años noventa del pasado siglo una cantidad astronómica, de 1.500
millones sólo desde 2007. No obstante, a pesar del acta levantada,
el Gobierno navarro consiguió no sólo la condonación de la mayor
parte de esa deuda, sino, además, la consolidación de la práctica,
con lo que Navarra recibe una inyección anual extraordinaria de 245
millones de euros, una cantidad que supone una parte nada desdeñable
de su presupuesto. En comparación, hace falta recordar que la
actitud de la Hacienda central contrasta fuertemente con la que
mantuvo en su día con Álava a cuenta del pago del IVA por parte de
la multinacional Rover. El Gobierno central recurrió una decisión
de la Junta Arbitral, y al final, ante la sentencia del Tribunal
Supremo favorable a la Agencia Tributaria, la Diputación alavesa
tuvo que devolver 435 millones al Estado, retirando el recurso de
amparo que había interpuesto ante el Tribunal Constitucional.
A todo ello hay que
añadir que en la negociación mantenida se ha conseguido evadir
cualquier control parlamentario. En la respuesta dada por elministerio de Hacienda al grupo parlamentario de UPyD se dice
textualmente que "a diferencia de lo que sucede en el País
Vasco, los acuerdos para establecer la cuantificación y liquidación
de los ajustes a consumo de la imposición indirecta son competencia
de la Comisión coordinadora, sin que tradicionalmente haya resultado
necesaria su aprobación posterior por Ley en las Cortes Generales".
Un régimen tutelado, por tanto, basado en la opacidad y en las
negociaciones encubiertas en las altas instancias de cuya efectividad
cabe dudar dado que nos encontramos ante un rescate disfrazado,
máxime cuando las cifras de recaudación siguen en una caída sin
final, tal y como lo prueba el desplome de 144 millones de euros enla recaudación del IVA de los dos primeros cuatrimestres del años,
facilitado por las medidas de penalización del consumo.
Todo lo anterior sirve
para concluir que, por sí solo, el Convenio facilita, pero no
garantiza absolutamente, el desarrollo socioeconómico navarro. Para
constituir tal aval tiene que enraizarse en una economía robusta y
firme que permita las menores afecciones posibles incluso en
situaciones de riesgo tan complejas y graves como la presente. Rasgos
que, desde luego, no han podido ser implementados, por lo visto, a
pesar de la generosa aportación complementaria otorgada por el
Estado durante los últimos lustros.
Desde el punto de vista
político, cabe subrayar que el concepto de autogobierno de UPN
descansa sobre un sistema de cartas marcadas que no opera en la CAV
ni operaría, con toda seguridad, en la misma Navarra en el caso de
que el gobierno foral recayera en agentes que no fueran del agrado
del PP. Por último, el fundamento último de aquel concepto, a
partir de concesiones graciosas del poder central, suscita sospechas
legítimas de que, además de relacionarse con motivaciones relativas
a la razón de estado frente al peligro nacionalista, las mismas
puedan objetivarse en contrapartidas de naturaleza política o
económica, aún cuando no se pueda atisbar de momento ni su sentido
ni su magnitud, en perjuicio para la ciudadanía navarra.
como es tan complicado todo, mi madre no me dijo nada...
ResponderEliminar