jueves, 29 de marzo de 2012

EXHUMACIÓN Y RECONOCIMIENTO DE ASESINADOS EN LA TRANSICIÓN.



El pasado domingo día 25 el diario El País publicó un reportaje sobre las exhumaciones de fosas comunes de republicanos fusilados en la guerra civil llevadas a cabo a finales de los años setenta en la Rioja y en Navarra, subrayándose la activa labor de apoyo a las comisiones de familiares de aquéllos desarrollada por una serie de curas navarros, entre ellos, Victorino Aranguren, Eloy Fernández, Dionisio Lesaca, Vicente Ilzarbe.... Según se recuerda, hasta 1981, estas comisiones de sacerdotes y familiares recuperaron a 3.501 fusilados en 56 pueblos de Navarra y 10 de La Rioja, elevándose panteones y monumentos de conmemoración y recuerdo tras la posterior inhumación en el cementerio local.

Un artículo de Roldán Jimeno (“Memoria historikoaren berreskurapenaren hastapenak Nafarroan (1974-1980)”, Mikel Errazkin Agirrezabala y Juantxo Agirre-Mauleón (argk.), 1936ko gerra Euskal Herrian: Historia eta memoria, Bilbo, Udako Euskal Unibertsitatea, 2009, pp. 155-163) sirve para complementar respecto de Navarra las informaciones proporcionadas en el reportaje antes mencionado dado que el mismo está, sobre todo, focalizado en la Rioja, seguramente por la mayor proyección hacia el presente que tienen en nuestra tierra las políticas de gestión de la memoria y de reconocimiento de las víctimas.

La génesis del asunto surgió en una reunión asamblearia de obispos y sacerdotes celebrada en Madrid en 1971 en la que se propuso pedir perdón por parte de la Iglesia por no haber sabido “ser, a su debido tiempo, verdaderos ministros de reconciliación en el seno de nuestro pueblo dividido por una guerra entre hermanos”. Ese texto, redactado por Aranguren y que no obtuvo los votos suficientes para salir adelante, se insertaría en la homilía del funeral por los fusilados de Falces.

Posteriormente, en un cursillo de Teología celebrado en octubre de 1974 en Pamplona y dirigido a sacerdotes se acordaría, tras considerarse la necesidad de confección de una lista de los fusilados de Navarra, encargar dicha tarea a Víctor Manuel Arbeloa y a José María Jimeno Jurío. Aunque la iniciativa no prosperó por las diferentes trabas que surgieron, entre otras, el rechazo del Presbiterio Diocesano de 24 de febrero de 1975, Jimeno Jurío prosiguió por su cuenta con el trabajo y comenzó a publicar los resultados de sus investigaciones en 1977 en Punto y Hora de Euskal Herria, lo que le valió las amenazas de la ultraderecha, por lo que interrumpió sus trabajos. Ya anteriormente, el 26 de agosto de 1975 un cura navarro de la Ribera del Ebro publicó una carta en el Diario de Navarra en la que se mencionaba que “hay que reconocer los hechos (…), hay que dignificar a los fusilados y a todos los humillados durante la guerra, hay que pedir perdón a los ofendidos y proclamar la reconciliación”.

El primer pueblo navarro en que se homenajeó a los fusilados fue Marcilla, con una misa celebrada el 5 de marzo de 1978. Antes, se habían recuperado los restos de los asesinados en Cervera del Rio Alhama, localidad mencionada en el reportaje arriba citado, el 2 de septiembre de 1977.

A partir de febrero de 1978 dio comienzo, tras una serie de reuniones en Peralta, la denominada Operación Retorno que serviría para la recuperación de restos de asesinados de varios pueblos. La iniciativa, de la que disponemos de una magnífica monografía obra de su principal impulsora, Josefina Campos Orduña (Los fusilados de Peralta, la vuelta a casa (1936-1978). Operación Retorno, Pamplona, Pamiela, 2008) irradió a muchos otros lugares y a pensar de contar con el apoyo del obispo de Pamplona y Tudela José María Cirarda, no fueron pocos los sinsabores y dificultades que tuvo que afrontar.

El homenaje peraltés se concretó el 8 de octubre de 1978. Después, vinieron los de Falces (18 de enero de 1979), Andosilla (18 de febrero de 1979), Cárcar (25 de febrero de 1979) y Caparroso (25 de mayo de 1979). En 1979 se hicieron homenajes en Funes, Santacara, Larraga, Villafranca, Sesma, Mélida, Valtierra, Sartaguda, Mendavia, Arguedas, Milagro, Fustiñana, Lakuntza, Lodosa, Lerín, Arbizu, Cadreita, Olite, Carcastillo, Cáseda, Monteagudo, Aibar, Murillo el Fruto, Fitero, Ribaforada, Gallipienzo, Cortes y Buñuel. Del año 1980 datan los homenajes de San Adrián, Allo, Corella, Murillo el Cuende, Beire e Ituren y de 1981 los Lumbier, Los Arcos, Cascante y Puentelarreina. Por lo que respecta a la Rioja en 1979 se realizaron actos de homenaje y entierro en Alcanadre, El Villar de Arnedo, Pradejón, Aldea Nueva de Ebro, Ausejo y Rincón de Soto y en 1980 en Alfaro y Arnedo.

A pesar de la importancia de la colaboración de muchísimas personas anónimas, destacó la labor de Josefina Campos de Peralta, Terencio Ruiz de Cárcar, Vicente Ilzarbe de Andosilla, Javier Vesperinas de Marcilla y Salvador de Miguel de Sartaguda. A ellos, desde un presente en el que se estima que un millar de asesinados navarros continúa todavía sin ser recuperado, nuestro reconocimiento por su lección de entrega y de civismo.

3 comentarios:

  1. Sobre el tema de las exhumaciones, me parece que todavía queda una importante labor, parece que el primer paso va a ser la elaboración del mapa de fosas, que ha encargado el Gobierno de Navarra. Mi deseo es que sean rigurosos, pues lo hecho hasta ahora por el Ministerio es muy limitado.
    Sobre Vicente Ilzarbe, fallecido el año pasado, vaya desde aquí mi reconocimiento. Sufrió, como otros tantos sacerdotes, la represión, y fue encarcelado por sus sermones. Animó a sus feligreses a manifestarse en la denominada "guerra de los tractores". Dejó un gran recuerdo de su paso por Andosilla, Azagra y Ribaforada; sus últimos años los pasó en los archivos eclesiásticos de Tudela, como canónigo-archivero, y destacó por su buen hacer.

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    1. Antes de ir a Ribaforada,estuvo de párroco en Corella y también le quisieron mucho.

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  2. A la Virgen de las Angustias de Lodosa por los fusilados del 36

    Por aquellos que murieron
    Sin la voz casi alzar
    Por tantos que fueron muertos
    Y no querían matar
    Por los vivos que quedaron
    Y tuvieron que callar
    La vergüenza del martirio
    debieron sobrellevar
    Viendo ufanos asesinos
    Por las calles pasear

    A ti Virgen dolorosa
    Yo te tengo que cantar
    De horribles sacerdotes
    De verdugos sin igual
    Que en el nombre de tu Hijo
    Hicieron un muladar
    En las tapias y cunetas
    Construyeron su altar
    A un chivo entorchado
    Con botas de general

    Virgen nuestra el olvido
    evita con tu amor
    Tu que fuiste traspasada
    Por la espada del dolor
    El nombre de los ausentes
    Que hoy sea tu clamor
    A las viudas y sin padres
    Les alcance tu rumor
    Homenaje y recuerdo
    La justa reparación.

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