En su presentación de
los actores primordiales del asunto (Jaime Ignacio Del Burgo Tajadura
e Ignacio Irazoqui Araníbar), Gortari Unanua obvia algunas
circunstancias precedentes que, a nuestro juicio, tienen su
importancia a la hora de entender las repercusiones políticas y
mediáticas del mismo. A nuestro juicio, en su afán de reducir el
asunto a la esfera de lo jurídicoadministrativo y de poner el
cuentakilómetros de la historia a partir del momento en que la
Diputación tomó el acuerdo de ayudar a la empresa FASA, Gortari
Unanua se equivoca al dejar de lado cuestiones como las relativas a
los cargos ocupados anteriormente por los protagonistas en la
Diputación y en la empresa privada o a las redes y entramados
políticoeconómicos en las que se inscribieron al calor del
desarrollismo navarro de los años sesenta y setenta del siglo
pasado, todo ello en el contexto de un régimen en el que imperaban
la discrecionalidad y la falta de controles en las decisiones
adoptadas por la corporación provincial, tal y como pusimos derelieve en otra entrada de este blog.
Después de ser
Secretario general de AUTHI, una de las principales empresas del
desarrollismo navarro, entre 1966 y 1970, Jaime Ignacio del Burgo
Tajadura fue nombrado Secretario técnico de Hacienda de Navarra en
1970, puesto que abandonó en 1973 al ser designado Director de
Coordinación, Planificación y Desarrollo de la Diputación Foral de
Navarra de 1973 a 1976. Se ha comentado que del Burgo tuvo un fuerte
protagonismo en las gestiones ante la Diputación para la instalación
de la planta de Authi en un proceso que suscitó críticas como las
reflejadas en el Libro negro sobre la Diputación Foral de Navarra,
obra publicada en 1978. Del Burgo habría inscrito a su nombre la
empresa Construcciones Tajadura la empresa de la que se sirvió
el Banco de Santander hasta que Authi se implantara. y habría
servido “de puente entre la Diputación Foral y Authisa,
facilitando al máximo las ayudas” que la corporación foral
concedió a la sociedad, financiando indirectamente las inversiones
de la misma. También en el paso de Authisa a manos de British
Leyland habría hecho del Burgo “de puente entre la Diputación y
los ingleses”, beneficiándose aquella empresa de exenciones
fiscales a la exportación. También del Burgo habría mediado en la
ampliación de la fábrica cuando SEAT la adquirió.
En aquel libro citado se
mencionaba asimismo que en relación con la construcción de la
autopista de la Navarra del Burgo habría participado en la comisión,
presidida por el mismísimo Félix Huarte, encargada de realizar el
estudio sobre la conveniencia de construcción de la autopista de
Navarra por encargo de la Diputación en virtud de acuerdo del 28 de
enero de 1970. Posteriormente en mayo de 1973 del Burgo, como
secretario técnico de la Hacienda navarra, habría estado en la
comisión, presidida por el diputado foral Jesús Fortún, que
informó a favor de la concesión de la obra de la autopista de
Navarra a una empresa del grupo Huarte, desechando la opción de una
empresa catalana, aún cuando aquélla pedía más años de
explotación (41 contra 27) y peajes más caros, planteando ambas el
mismo trazado. A pesar de la sentencia de un tribunal de Madrid a
favor de la sociedad catalana, la Diputación, sirviéndose del
Tribunal Administrativo de Navarra, legitimó la concesión en favor
de Huarte y de su empresa Audenasa en cuyo consejo de administración
estaban, entre otros, Rafael Aizpún Santafé y Juan Luis Uranga
Santesteban, éste último director de la Caja de Ahorros de Navarra.
Ignacio Irazoqui Araníbar
era originalmente titular de un negocio fronterizo en la localidad de
Bera. Su carrera política comenzó en 1967 al ser nombrado por el
gobernador civil, Francisco Queipo de Llano y Acuña, alcalde del
ayuntamiento de Bera, puesto que ocupó hasta noviembre de 1972,
fecha en la que cesó en la alcaldía. Posteriormente sería
designado primer teniente de alcalde de la misma localidad, cargo que
ocupó hasta 1974. Siguió siendo concejal hasta las primeras
elecciones democráticas en 1979. Fue elegido diputado foral en las
elecciones provinciales de marzo de 1971 frente a otros candidatos
entre los que estaban Jesús Ezponda Garaicoechea, Tomás Caballero
Pastor y Auxilio Goñi Donázar. Mientras Ezponda obtuvo 67 votos de
los 77 posibles de los representantes municipales, Irazoqui consiguió
57, Goñi 20 y Caballero 6. Esos resultados hacen pensar que existió
una clara mediación oficialista en la elección de los elegidos,
toda vez que Goñi, procurador en Cortes por el tercio familiar, era
la opción carlista, Caballero formaba parte del sector renovador y
Ezponda había contado con el apoyo, tanto tácito como subterráneo,
de insignes próceres del régimen como los diputados forales Amadeo
Marco Ilincheta y Julio Asiain Gurucharri (los diputados forales que
estuvieron más años en el cargo durante el franquismo, el primero,
del sector carlista colaboracionista con el régimen,
ininterrumpidamente desde 1940; y el segundo, de la Falange, desde
1958, así como alcalde de Corella de 1945 a 1971) en las elecciones
a procuradores en Cortes frente a los candidatos del carlismo.
No obstante, a partir de
1976 Irazoqui se ubicó junto con los diputados forales Arza Muñuzuri
y Visús Armañanzas frente al sector inmovilista mayoritario de la
Diputación (conformado por los citados Marco Ilincheta y Asiain
Gurucharri, asi como por Fortún Ardaiz e Iturralde Agorreta) a causa
de su actitud favorable a una relativa democratización de las
instituciones forales, actitud apoyada entre otros por José Javier
Uranga, director del Diario de Navarra, quien por lo visto
habría sido también responsable de la célebre moción presentada
por aquéllos el 21 de julio de 1976, y Miguel Javier Urmeneta. Hacia
mediados de 1977 decidió, a modo de protesta por la falta de
voluntad reformadora de la Diputación, ausentarse de su cargo hasta
la convocatoria de una sesión extraordinaria de la misma que tratase
la necesaria democratización de las entidades navarras. Su
prolongada inasistencia a las sesiones ordinarias motivó que el 10
de febrero de 1978 se incluyera en el orden del día de la
corporación un punto relativo a su cese, que finalmente no se
discutió. De cualquier forma, en mayo de 1978 se reincorporó a su
puesto tras mantener conversaciones con el ministro Manuel Clavero
que sugerían un cambio en la actitud de la corporación.
En el plano económico
Irazoqui fue vocal de la Sociedad Anónima Navarra de Desarrollo e
Inversión (SANDE) en cuyo consejo de administración estaban también
Juan Luis Uranga Santesteban (director de la Caja de Ahorros de
Navarra), Jesús Echarte Latasa (del grupo Huarte), etc. y cuyo
objetivo era “el estudio, promoción, gestión administrativa y
financiación de empresas”. Asimismo, era consejero delegado, como
se ha dicho, de Fundiciones de Alsasua, así como de alguna otra
empresa del sector. Irazoqui también estuvo involucrado en el asunto
Belagua, en el que la Diputación apoyaba un proyecto impulsado por
Bankunión, comprometiéndose a adquirir terrenos comunales en dicha
zona del Pirineo navarro y cederlos a una empresa del grupo de
aquélla, así como a invertir 872 millones en infraestructuras. En
tal asunto, en el que también aparece mencionado del Burgo, Irazoqui
habría escrito una carta a los vecinos de Isaba en la que, “además
de convocarles a una reunión, intenta <<persuadirlos>>,
diciéndoles que <<antes de tomar medidas drásticas, como la
expropiación, es preferible llegar entre todos a un acuerdo sobre
algo beneficioso para todos>>”, y habría acudido a la
reunión con aquéllos, sin mostrar ningún proyecto concreto.
En el plano político el
apoyo mencionado de Irazoqui a la democratización de la Diputación
llegó tras un proceso de evolución ideológica peculiar visto los
apoyos oficialistas que recabó inicialmente. En 1973 fue miembro
fundador de Unión Navarra, una asociación cultural surgida como
entidad dedicada al "cultivo, desarrollo y promoción de los
valores espirituales y culturales de Navarra, así como a la
realización de toda clase de estudios y trabajos encaminados a
facilitar el desarrollo económico y social de nuestro viejo reino de
Navarra", junto con insignes personalidades, todos ellos ligados
a la derecha navarra y muchos de ellos cómodamente asentados en la
órbita en torno a la Diputación o de empresas ligadas al
desarrollismo de la época y fuertemente conectadas con la
corporación foral.
De hecho, entre la nómina
de fundadores de la mencionada asociación que proporciona la Gran
Enciclopedia Navarra, Irazoqui es, junto con Francisco Elizalde
Goldáraz, el único miembro de la Diputación de la época. Entre
los demás están diversos vocales del Tribunal Administrativo de
Navarra, órgano surgido en 1964: Juan Echandi Indart (vocal entre
1964 y 1967), Jesús Luis Iribarren Rodríguez (entre 1964 y 1978),
Arturo Azpíroz Barcos (entre 1964 y 1978), Francisco Salinas Quijada
(entre 1964 y 1968) y Javier Martinena Flamarique (entre 1970-1991).
Dos de ellos (los tudelanos Iribarren y Salinas) fueron, además,
asesores de la Diputación, el primero, al menos, a lo largo de
treinta años, desempeñando con algunos de los mencionados
anteriormente y de los que se mencionan seguidamente el papel de
oráculos del Fuero en los dictámenes que emitieron unos
pocos años después. Otros eran empresarios, algunos de ellos muy
ligados al Grupo Huarte como Jaime Azcona Garnica o Jesús Aizpún
Tuero y otros estaban muy ligados a la construcción (como Jesus
Ibáñez Ardanaz que era Presidente de la Asociación Navarra de
Promotores y Constructores en 1970 y que fue duramente criticado por
el sector de concejales sociales de la época al ser nombrado
al frente de la Comisión de Urbanismo del ayuntamiento de Pamplona).
Por su parte, Rafael Aizpún Santafé, también ligado al grupo
Huarte por ser presidente del Consejo de Administración de Audenasa,
había sido en la época republicana la cabeza del partido homónimo
de la asociación, formación integrada en la CEDA, llegando a ser
entonces diputado a Cortes y ministro tanto de Justicia como de
Industria. Muchos de ellos migrarían a los partidos que en 1977
desembocarían en UCD. Otro miembro, Francisco Javier Lizarza Inda,
abogado y empresario de gran relevancia en el ámbito de los navarros
en Madrid, también era accionista importante de FASA como resultado,
tal y como se ha publicado en prensa y en este mismo blog, de haber
entrado su padre en el accionariado de la empresa en los años
cuarenta tras los cambios que hubo en la misma tras el asesinato en
1936 de su dueño, Joaquín Lizarraga, y de dos de sus hijos.
En cambio, en 1977
Irazoqui estuvo en la lista del Frente Navarro Independiente junto
con Miguel Javier Urmeneta, José Ángel Zubiaur, Víctor Manuel
Arbeloa y Jesús Malón, estos dos últimos al poco tiempo
incorporados al PSOE. Dicha coalición, integrada por 36 personas,
sin dependencia política de ningún partido en aquel entonces y de
idearios ciertamente variados, contaba, tal y como recoge la Gran
Enciclopedia Navarra, con un programa de cinco puntos: Amnistía
y reconocimiento y promoción de todas las libertades individuales y
colectivas; profunda transformación del sistema capitalista:
reestructuración de la empresa con la participación de los
trabajadores en decisiones y control; transformación social sin
violencia ni totalitarismos; los fueros, libertades para vivir como
pueblo y garantía de administración con igualdad, transparencia y
participación; solidaridad con otros pueblos. Ante el fracaso
electoral, producto de la mezcla tan variada de personas que se
avenía además mal con los contenidos programáticos enunciados, el
FNI se disolvió tres meses después.
Por otro lado, acerca de
las relaciones de Irazoqui y del Burgo pueden referirse su común
pertenencia a la asociación Unión Navarra, la presencia del segundo
en un departamento importante de la Diputación, el hecho de ser su
asesor en FASA y de haberle adquirido el primero su participación
empresarial en dicha empresa. Además, aquél prologó en 1976 el
libro de del Burgo Titulado Los fueros del Futuro: ideas para la
reforma foral.
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