viernes, 18 de enero de 2013

UN PRIMER ARGUMENTO A FAVOR DE LA ELIMINACIÓN DEL CALLEJERO FRANQUISTA DE TUDELA.


Consecutivamente, vamos a presentar en sendas entradas dos argumentos a favor de la eliminación del callejero franquista del barrio de Lourdes de Tudela, calles que, desde los años cincuenta o sesenta del siglo pasado y en número de 49, nada más y nada menos, llevan los nombres de combatientes del bando carlofalangista muertos en el frente durante la guerra civil. 

La cuestión viene suscitada porque en el último pleno del ayuntamiento de la capital ribera, además de conseguirse el compromiso del equipo de gobierno de UPN-PPN para retirar antes del mes de marzo de 2013 el escudo de Navarra con la laureada que existe en uno de los arcos de la plaza de Los Fueros de Tudela, se habló de aquel tema. Desde Izquierda-Ezkerra, se propuso que “dado que las calles del Barrio de Lourdes están dedicadas a tudelanos muertos pertenecientes al ejército franquista se dedicaran varias calles a muertos del bando republicano”. Ese partido argumentó que "es verdad que los nombres de las calles pertenecen a vecinos de Tudela y es un tema más delicado, pero no lo es menos que si permanecen más esos nombres sin que se vean compensados por otros que combatieron en defensa de la República es también simbología franquista". Hay que comentar que esa cuestión ha sido suscitada en múltiples ocasiones en las últimas décadas en el pleno del consistorio tudelano. Desde nuestra perspectiva, pensamos que no ha sido abordada con el rigor necesario, no sabemos si por problemas de actitud o de aptitud, por los grupos de izquierda representados en aquél, máxime cuando en los últimos años había una normativa por cumplir.

Nuestro punto de vista parte del convencimiento de que existen dos razones primordiales a favor de la eliminación de los nombres de esas calles. Un primer motivo tiene que ver con el mero cumplimiento de las normas sobre símbolos, tal y como venía a referir una resolución del Tribunal Administrativo de Navarra sobre un caso análogo. La segunda razón tiene que ver con el derecho puramente administrativo y con el incumplimiento, desde el principio, de pautas básicas del mismo en relación con dichas calles. Por razones de espacio en esta entrada ahondaremos en el primer argumento, reservando una entrada ulterior, a publicar dentro de pocos días, para el segundo.

Antes de nada, comentaremos que el barrio de Lourdes surge a partir del año 1954 como un entramado urbanístico nuevo formado por viviendas sociales construídas al amparo de la legislación y de las entidades sobre la materia del régimen franquista (tales como la Obra Sindical del Hogar y el Patronato Francisco Franco), a las que se sumó el impulso personal del Padre Lasa quien, además, creó en Tudela, como organismo dinamizador del proyecto, la Asociación de San Francisco Javier en la que contó con diversos colaboradores. El barrio se construyó en varias fases: para 1956 contaba con 342 viviendas, para 1959 se habían edificado unas 250 más y entre 1960 y 1977 fueron 1.200 las viviendas construídas . 

Los nombres de sus calles respondían a nombres de tudelanos fallecidos en la guerra civil combatiendo en el bando nacional. Pueden contabilizarse hasta 49 calles con esos nombres. Son las siguientes: Alejandro Lasala Arriazu, Alfredo Casajús Martín, Ángel Pérez Francés, Benito Caparroso Paños, Bernardino Lacarra Calavia, Bernardo Escós Catalán, Bienvenido Sánchez Alfaro, Bonifacio Olleta Martínez, Cándido Santos Jaime, Carmelo Baquero Jacoste, Cecilio Benito García, Cenón Amigot Munilla, Esteban Álava Garasa, Felipe Gaytán de Ayala, Felipe Pérez Jiménez, Felix Bailó Baquin, Félix Marsal Moracho, Fermín Ochoa García, Francisco Álava Serrano, Francisco Sarasa Morán, Francisco Úcar Goldesmit, Francisco Javier Añón Baigorri, Hermanos Pérez Nievas, Hermanos Segura Golmayo, Javier Garijo Satrústegui, Jesús Clemos Burgaleta, Jesús Gorrindo Abadía, José Álava Matute, Juan Salvatierra Puertas, Julián Arcos Escribano, Lucio Bordonaba Bordonaba, Luis Lacarra Munilla, Luis Moracho Ciria, Manuel Jiménez Romé, Manuel Moneo Fernández, Manuel Robles Pintado, Pedro Inaga Moreno, Pedro Jacoste Garde, Pedro Labarga Gascón, Perfecto Malo Munilla, Rafael Delgado Garcés, Ramón Dachari Jusué, Ricardo Enériz Ochoa, Santiago Fernández Portoles, Santos Coloma Avizcuren, Santos Nevot Moracho, Serafín Azcona Gamen, Tomás Osta Francés, Victoriano Bordonaba Gil. Además, una plaza situada en la zona del primer crecimiento del barrio recibió en 1958 el nombre de Plaza Pio XII, si bien en 1992 se pasó a llamar Plaza Padre Lasa .

El primer argumento que utilizaremos tiene que ver con los razonamientos relativos a la normativa sobre simbología franquista mencionados en la Resolución número 00676/08, de 11 de febrero de 2008, del Tribunal Administrativo de Navarra. En dicha Resolución, dicho Tribunal falló favorablemente en relación con dos recursos de alzada interpuestos respectivamente contra una denegación de petición y contra una resolución de alcaldía del Ayuntamiento de Pamplona relativas a una solicitud de cambio de nombre de veinte calles del barrio de la Chantrea, de las que la inmensa mayoría de ellas contenían nombres de combatientes del bando franquista fallecidos en el frente, un caso análogo, como decimos, al de las calles del barrio de Lourdes que estamos estudiando.

La solicitud del recurrente se fundamentaba en la Disposición Transitoria Única de la Ley Foral 24/2003, de 4 de abril, de Símbolos de Navarra (LFSN), que dispone lo que sigue: "Disposición transitoria única. Retirada de simbología franquista: En el plazo de un año desde la entrada en vigor de esta Ley Foral, las autoridades en ella referidas procederán a la retirada y sustitución de la simbología propia del régimen franquista. Aquellos símbolos que estén integrados en edificios declarados de carácter histórico-artístico serán sustituidos y enviados para su custodia a la Institución Príncipe de Viana, salvo que resulte materialmente imposible la operación de sustitución". 

A pesar de que el Ayuntamiento de Pamplona entendía que la mera imposición de un nombre a una calle no integraba el concepto jurídico de simbología; que las personas cuyos nombres se impusieron a calles del barrio de la Chantrea correspondían a personas no especialmente destacadas ni significadas en el régimen franquista; y que, dado el tiempo transcurrido, ya no había una asociación de esos nombres con el régimen franquista, por lo que no constituían símbolos que hubiera que retirar, el Tribunal Administrativo de Navarra refutó esos argumentos. A su juicio, “Otorgar nombres de personas vinculadas con una causa ideológica o con determinado régimen político es y ha sido una herramienta de divulgación de determinados valores, exaltación de determinadas posiciones políticas o, dicho en su sentido más estricto, de propaganda política. No cabe duda de que determinadas personas se convierten en símbolos de ciertos valores o causas sean de tipo político, religioso, humanitario, cultural, etc. Dar su nombre a una calle, un edificio, incluso a toda una ciudad, tiene un importante valor simbólico”. Asimismo, en relación con el asunto que se examinaba, el Tribunal Administrativo de Navarra recordó lo siguiente: “Que la misma intención de utilizar la denominación de calles para exaltación del régimen franquista se halla en el origen de los nombres de las calles que nos ocupan es evidente. El Ayuntamiento otorgó las denominaciones mediante acuerdo de 24 de junio de 1954 a propuesta del Patronato Benéfico de Construcción <<Francisco Franco>>, organismo que promovía la construcción de viviendas en el barrio de la Chantrea. No está de más recordar que estos organismos (que fueron disueltos a lo largo de los años noventa) se crearon durante el régimen franquista bajo la dependencia de las Jefaturas Provinciales de Falange Española Tradicionalista y de las JONS, el partido único cuya organización tenía carácter paraestatal y luego mudó el nombre por el de Movimiento Nacional. En el momento de elegir nombres para las nuevas calles se decidió recordar la memoria de navarros, todos integrados en el denominado bando nacional (militares, requetés, falangistas), muertos en los primeros tiempos de la guerra civil, y en unos pocos casos de altos cargos del régimen franquista. La intención política era evidente”. 

El mencionado Tribunal sostuvo que:

“Por todo ello, no cabe duda de que los nombres de calles pueden constituir uno de los símbolos cuya retirada exige la LFSN. En este sentido, resulta procedente la aplicación por analogía de lo que dispone la reciente Ley 52/2007, de 26 diciembre, por la que se reconocen y amplían derechos y se establecen medidas en favor de quienes padecieron persecución o violencia durante la guerra civil y la dictadura, más conocida como <<Ley de Memoria Histórica>>. Dicha norma persigue, entre otros, algunos objetivos coincidentes con los de la Disposición Transitoria de la LFSN. Afirma la exposición de motivos de esa norma lo siguiente: "Se establecen, asimismo, una serie de medidas (arts. 15 y 16) en relación con los símbolos y monumentos conmemorativos de la Guerra Civil o de la Dictadura, sustentadas en el principio de evitar toda exaltación de la sublevación militar, de la Guerra Civil y de la represión de la Dictadura, en el convencimiento de que los ciudadanos tienen derecho a que así sea, a que los símbolos públicos sean ocasión de encuentro y no de enfrentamiento, ofensa o agravio". El artículo 15.1 de esta ley dispone lo que sigue: <<Las Administraciones públicas, en el ejercicio de sus competencias, tomarán las medidas oportunas para la retirada de escudos, insignias, placas y otros objetos o menciones conmemorativas de exaltación, personal o colectiva, de la sublevación militar, de la Guerra Civil y de la represión de la Dictadura>>. Entre estas menciones conmemorativas pueden incluirse las denominaciones de calles. Diversos ayuntamientos en todo el país han iniciado los trámites para, en aplicación de esta ley, revisar la denominación de sus calles”. 

Por otra parte, en relación con el argumento del Ayuntamiento de Pamplona en cuya virtud "los nombres que ostentan las calles referidas corresponden a personas no especialmente destacadas ni significadas, que difícilmente pueden ser asociadas, a estas alturas del siglo XXI, con el régimen franquista, por lo que el agravio que se pretende atajar con la retirada de los símbolos no precisa ser solventado", el Tribunal Administrativo de Navarra, afirmó que “esas veinte calles del barrio de la Chantrea, constituyen un perfecto ejemplo de uso simbólico del callejero por parte del régimen franquista cuyos efectos no han desaparecido por el paso del tiempo y, que por seguir ostentando ese valor simbólico, están afectadas por la aplicación de la Disposición Transitoria de la LFSN. Ya nos hemos referido a las circunstancias en que fueron impuestos esos nombres, con evidente propósito político. El argumento municipal de que las personas homenajeadas no eran especialmente significadas o destacadas, en realidad, trabaja en contra de su tesis. Precisamente porque en general eran personas con biografías muy poco destacadas (algunas incluso muy jóvenes), lo único relevante y común en ellas es el hecho de haber muerto en los primeros tiempos de la guerra civil combatiendo en el denominado bando nacional. Es decir, lo determinante para haber sido elegidas es su carácter de símbolo, aún podríamos decir su condición de <<mártir>> de una causa”. 

Aunque sabemos que las resoluciones del TAN no son vinculantes, desde nuestro punto de vista, todas esas consideraciones deben ser tenidas en cuenta en relación con el cambio de denominación de las calles del barrio de Lourdes más arriba mencionadas, calles cuyas circunstancias en cuanto a su denominación y a las fechas en que la misma se produjo son análogas a las del barrio de Lourdes de Tudela. Nuestra recomendación se asienta asimismo en nuestra presunción de que la inacción mostrada por el ayuntamiento de Tudela hasta el momento en relación con la cuestión del nombre de las 49 calles del barrio de Lourdes parte de presupuestos similares a los que en su día mantuvo el ayuntamiento de Pamplona con la cuestión de las veinte calles del barrio de la Txantrea. Debemos recordar que, según informaciones publicadas en el Diario de Noticias de 20 de mayo de 2008 acerca de la cuestión referida, el grupo municipal de UPN en Tudela apostaba por retirar los símbolos franquistas que se encuentran en la capital ribera, pero no por cambiar los nombres de las calles del Barrio de Lourdes. Según recogía aquel medio de comunicación, el alcalde de Tudela “se mostró tajante e indicó <<son nombres de tudelanos y mientras yo sea alcalde nunca se quitará el nombre de una calle dedicada a un tudelano. Otra cosa es que fueran generales o altos cargos>>”. Un tudelanismo, a nuestro juicio mal entendido, y que casa mal con las acciones desarrolladas en temas similares en tantos y tantos lugares de la geografía de Navarra y del Estado, simplemente por receptividad con las solicitudes, basadas en criterios de reconciliación, efectuadas desde las organizaciones vinculadas con la memoria histórica de la guerra civil.


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